La única vez que fui a misa, mire hacia adelante, y si, ahí estaba parado dios.
No era una noche más para la Neuquén, era la noche del diez. Parecía que las figuras como las de Palermo, y el burrito ortega poco pasaban a segundo plano. La gente pagó su carísima entrada para tener su lugar en el coloso del Ruca Quimey, que le habían agregado tribunas tubulares para ampliar su capacidad.
En la platea estaba sentado el narigón Bilardo, esperando por el partido y de repente, apareció el! Tranco cortito, rodeado de sus apóstoles, vestido de camerón negro de la selección, y el estadio se vino abajo! Un solo griterío alentando al más grande la historia!.
Fuera del rectángulo, es verdad, sin amante eterna pegada en la zurda y la camiseta celeste y blanca al cuerpo. Pero les puedo decir, que aquella noche fría de Cutral Co del 5 de mayo, por primera vez estaba en una misa, y cuando mire hacia delante, estaba dios parado.
La pelota no se mancha, pero hoy está llorando, Diego. Y el Fútbol despide a una leyenda. Y a los miserables les recordamos “Quien tenga la vida limpia y sana, que tire el primer tweet”.
Comments